No llore por Debilidad.
Mis cicatrices no me avergüenzan, porque cada una es un recordatorio de que sobreviví a lo que quiso destruirme. No son manchas de dolor, son rutas marcadas en mi piel: mi mapa de guerra. Cada herida cerrada es prueba de mi resistencia, cada marca una lección que no se borra. Hoy no escondo mis cicatrices, las llevo como joyas, porque de ellas nació mi fuerza. Y al mirarlas, no veo derrota: veo mi corona de victoria.”
Cuando el mundo me dijo ‘no puedes’, mi fuego respondió ‘mírame hacerlo’.”